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Política contra el racismo

En 2022, el Sínodo General de la Iglesia Reformada en América adoptó esta recomendación:

 

La Iglesia Reformada en América:

  1. Basarse en la declaración del Sínodo General de 2009 de que "el racismo es un pecado porque es una ofensa a Dios" y declarar que el pecado del racismo se expresa como una política, un comportamiento y/o una creencia contra una persona o pueblo basada en su identificación y/o pertenencia a un grupo racial o étnico particular que se considera minoritario.
  2. Definir el antirracismo como la práctica de confrontar y cambiar las políticas, los comportamientos y las creencias que perpetúan las ideas y acciones racistas.
  3. Confiesa que nuestro pecado nos ha llevado a erigir barreras religiosas, culturales, económicas y políticas a lo largo de líneas raciales y étnicas y que estas barreras nos han separado unos de otros y han privado a muchos de nosotros del derecho a desarrollar nuestras identidades personales y corporativas.
  4. Respetar los derechos y la libertad de todas las personas de color, independientemente de su raza, etnia o nacionalidad, donde los gritos de las personas que se han convertido en víctimas de la injusticia y/o la discriminación racial deben ser tomados en serio y se les da plena voz y oportunidad de presentar sus quejas, sin represalias, a sus judicaturas correspondientes; e informar a la Oficina de Defensa y Relaciones Raciales, así como a la Comisión de Raza y Etnia.
  5. Apoyar a los aliados que se manifiestan contra las personas y los sistemas que perpetúan la injusticia racial.
  6. Comprometerse a desmantelar el racismo en sus actitudes y estructuras en todas las asambleas (iglesias locales, clases, sínodos regionales y Sínodo General).