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La Iglesia Reformada de Marbletown, en Stone Ridge (Nueva York), tenía un gran sueño: mantener a las niñas fuera del comercio sexual cosiendo vestidos para ellas.

Por Karen Traverse

La Iglesia Reformada de Marbletown, en Stone Ridge (Nueva York), tenía un gran sueño: mantener a las niñas fuera del comercio sexual cosiendo vestidos para ellas.

El sueño no empezó con vestidos. Comenzó en junio de 2014, cuando una guardería que albergaba Marbletown se fusionó con otra instalación, abriendo espacio en la iglesia para un nuevo ministerio.

Betsy Rama, líder juvenil de Marbletown, habló con el grupo de jóvenes sobre nuevas formas de utilizar la sala. Los estudiantes querían utilizar el espacio para crear artículos para el Programa del Guerrero Herido, que apoya a los miembros del servicio heridos. Celebraron una recaudación de fondos y se donaron dos máquinas de coser a la sala. Así que los estudiantes aprendieron a coser. En poco tiempo, hicieron manteles individuales para los Guerreros Heridos y chales de oración.

Durante ese tiempo, Gae Barry, miembro de Marbletown, leyó sobre Dress a Girl Around the World, una campaña con esta misión: "Soñamos con un mundo en el que cada niña tenga al menos un vestido nuevo". Dress a Girl proporciona a las niñas vestidos cosidos con fundas de almohada nuevas. Cada vestido tiene un bolsillo con una etiqueta con el logotipo de Dress a Girl. Esta etiqueta significa que la niña está bajo el cuidado de una organización, ya que muchas de las niñas que reciben un vestido corren el riesgo de ser maltratadas físicamente o incluso forzadas a la esclavitud.

"Cuando leí que las etiquetas de Dress a Girl ayudarían a mantenerlas alejadas de los depredadores, se me partió el corazón", dice Barry. Así que llevó la idea a Rama y al resto de la congregación. ¿El resultado? La "Sala Sewcial".

Fue entonces cuando Marbletown empezó a soñar a lo grande y decidió utilizar la sala para coser 100 vestidos para Dress a Girl Around the World. Los voluntarios se pusieron manos a la obra, donando máquinas de coser, pintando la sala y añadiendo muebles cómodos.

Los voluntarios también ayudaron de otras maneras. Hubo personas que recortaron los patrones de los vestidos y otras que hicieron las encuadernaciones. Otros voluntarios plancharon o empaquetaron los vestidos para su envío. Algunos miembros de la iglesia no saben coser, así que rezaron por el proyecto y ayudaron con la financiación, lo que permitió comprar cuatro máquinas de coser nuevas, así como mesas de extensión y otros suministros de costura.

La costura en sí puede ser sencilla, pero el proyecto ha tenido efectos importantes. Una voluntaria dijo: "Ayudamos a mantener a las jóvenes fuera del tráfico sexual. Esas etiquetas llegan muy lejos".

Completar los 100 vestidos no significa que la Sala Sewcial se vaya a retirar. Por el contrario, es sólo el comienzo. Los voluntarios han determinado que el próximo proyecto de la Sala Sewcial será hacer almohadas para aliviar el dolor de las pacientes con cáncer de mama y de las mujeres que necesitan una cirugía de mama. La sala también se utilizará para la oración y la devoción.

"Este ministerio es lo que Dios ha querido desde el principio", dice Rama.

[Foto de Amy Finkbeiner]